Esta fotografía tomada por el telescopio Hubble, pertenece a un cúmulo de estrellas y gases llamado la Nebulosa Omega, y muestra un fragmento de tal isla espacial, a la que en los últimos años han dado en llamarle la tormenta perfecta, tal vez en memoria de aquella malhadada Tormenta del Desierto. En mi imaginario y en la de los científicos seguirá siendo M17, según la catalogación de Charles Messier en 1764. La nebulosa también es llamada del Cisne, de la Langosta, y en el New General Catalogue (NGC) lleva el número 6618.
La nebulosa es un océano de hidrógeno, oxígeno, sulfuro y otros elementos. En su interior existe un cúmulo de 35 estrellas jóvenes y de muy alta temperatura que son las que le prestan el brillo a la nube de gases.
Está situada en la constelación del Escorpión; fue descubierta por Philippe Loys de Chéseau en 1745 y ahí sigue, a pesar del paso de nuestros infinitesimales años humanos. Ver hacia el espacio suele restañar heridas y hacernos comprender nuestra pequeñez absoluta.
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