Creo que nadie puede decir a ciencia cierta el número de muertos y de mutilados que hay a la fecha, como consecuencia de la invasión a Irak orquestada ladinamente por Bush y sus aliados principales, Tony Blair y José María Aznar. Pero esos ‘daños colaterales’ ni siquiera fueron mencionados durante la aparición de Bush en la cadena ABC de la televisión estadounidense, admitiendo errores. A buena hora.
Además de convenir en que se había equivocado al haber creído los informes de inteligencia sobre las armas de destrucción masiva en Irak, aceptó que no estaba preparado para una guerra cuando asumió el poder hace casi ocho años.
Durante la entrevista, Bush dijo que la historia juzgará que la recesión global que sufrimos desde hace meses, y que muchos creen que en realidad es una estanflaciòn, no es responsabilidad suya, porque las decisiones de Wall Street ‘se tomaron antes de que yo llegara’.
Tampoco impidió que se produjera, porque estaba muy preocupado haciendo crecer su fortuna con los negocios que dejó la invasión, a un costo humano desproporcionado. Si en vez de babear como lobo hambriento por el petróleo se hubiera fijado en lo que estaba sucediendo en su corral, y hubiera tomado las acciones para corregirlo, no tendríamos la crisis global que nos afecta y jamás el terrorismo habría llegado al punto en que se encuentra ahora.
Se ufanó de dejar la presidencia con la cabeza muy alta. Allá él.
Pero el 20 de marzo de 2003 es una fecha negra en la historia del mundo.
miércoles, diciembre 03, 2008
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