Mejor vamos a Amatitlán

No es un avión pero tampoco es Superman. Si al pasar por algún aeropuerto le indican que atraviese por un arco con luces muy blancas y brillantes, le dicen dónde poner sus pies y comienza a sentir unos chorros de aire que salen como rayo de la parte superior y de los laterales del arco, tampoco crea que están buscando a una nueva Marilyn Monroe y que hay un equipo de camarógrafos filmando sus -–ojalá perfectas-- piernas.

Es el scanner que desnuda, un instrumento puesto a punto en esta época de terrores más que de terrorismos.

El Parlamento Europeo tiene bajo sospecha el proyecto de la Comisión Europea de autorizar y promover el uso en los aeropuertos de los controvertidos arcos que desnudan a los pasajeros. Porque advierten que, además de vulnerar los derechos fundamentales de los ciudadanos, no se ha analizado el posible daño sobre la salud de las personas que implica el someterse a esa radiación. La resolución ha sido promovida por diputados de los principales grupos parlamentarios: popular, socialista, liberal, Verdes, Izquierda Unitaria y Europa de las Naciones.

Este nuevo tipo de scanners ya funcionan en período de pruebas en aeropuertos como el de Schipol, de Amsterdam, y proporcionan una imagen detallada en blanco y negro del cuerpo desnudo del pasajero.

Entre aviones que se caen porque a causa de escasez de fondos ya no se les practican los mantenimientos necesarios y arcos desnudatorios, viajar en avión se hace cada día menos atractivo.