domingo, septiembre 21, 2008

Lagarto, lagarto

En una cosa estamos de acuerdo: la única revolución triunfadora del siglo XX fue y sigue siendo el feminismo. El comunismo por hablar de la más aparatosa de esas revoluciones -–no el marxismo, ojo-- se fue al carajo después de haber acabado con los millones de personas que fueron inmoladas durante los encontronazos por el poder, las cárceles, en Siberia, en cuanto lugar donde pudo aplicarse la tenebrosa tortura y represión que hoy, por arte de magia, y tras la caída de la Unión Soviética, ha sido retomada como en carrera de relevos por los EEUU.

Lo cierto es que mientras nuestras abuelas y bisabuelas eran casi analfabetas y se les prohibía lo que no fuera ir a la compra, a la iglesia, y cocinar y remendar, en la actualidad las mujeres hemos invadido –-no nos lo han entregado de buen grado, conste-- todos los espacios que hasta hace un siglo le pertenecían a los hombres. Las tres K alemanas pasaron a la historia.

Pero que venga un diario que se dice respetable, como lo es El País, y se atreva a titular un artículo de Mónica Belaza pretendiendo hacer una pregunta aristotélica Sarah Palin, ¿un nuevo feminismo? es hilar cordeles de navío. La Belaza, incluso, se pregunta si es bueno que una mujer como la Palin se oponga a postulados básicos como el aborto, incluso en caso de violación o de incesto.

Casi al final del artículo la Belaza afirma que las gringas ‘han llegado a la conclusión de que la mejor cualidad para dirigir el país es el sentido común de cualquier madre de familia’. Claro, después de Bush, hasta el perrito callejero de la esquina de casa es mejor presidente de los EEUU.

Pero la Palin ¿feminista?

¡Horror!

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