Los nacionalismos –-que generalmente quieren decir separatismos-- florecen en el mundo. Ahora le ha tocado a Bélgica, donde los extremistas del partido Bloque Flamenco anuncian, por estos días, que en un futuro próximo el país va a ser dividido horizontalmente: en el norte, Flandes, el territorio donde se habla flamenco y se hace dinero. En el sur, los francohablantes, en un terreno llamado Valonia.
Los separatismos se vieron avivados desde las elecciones de junio, cuando el partido Demócrata Cristiano salió triunfante con una quinta parte del parlamento a su favor; pero su líder, que tendría que haber llegado al cargo de primer ministro no logró la coalición que requería para ello.
El rey, un gobernante débil, ha tratado varias veces de resolver la cuestión, pero todo anda tan mal que el anterior primer ministro todavía llega a trabajar y cobra su sueldo. Además, continúa realizando algunas tareas como pagar cuentas, poner a punto políticas decididas antes de las elecciones, etcétera.
La crisis se complica porque en Bruselas, capital de la hasta ahora Bélgica, están la sede de la OTAN y de la Unión Europea. En Europa otros grupos que desean separarse de los países a los que pertenecen son los vascos, los catalanes y los lombardos.
viernes, septiembre 21, 2007
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