lunes, septiembre 24, 2007

Amazonas

No quiero decir que no hay columnistas, varones, que no sean buenos. Ahí están Berganza, Font, Shetemul, Aceituno, Albizúrez --a manera de ejemplo porque hay unos cuantos más-- con quienes es posible que en ocasiones no esté de acuerdo pero que muestran las cualidades del oficio: pensamiento coherente, capacidad de análisis, lenguaje depurado. Inteligencia.

Pero en general los columnistas varones, en el mejor de los casos, me aburren. En cambio, las mujeres estimulan mi mente. Esta mañana, aunque sea de lunes, leo a Marcela Gereda y a Dinita Fernández y comienzo bien el día. A la izquierda una, a la derecha la otra; llenas de vida y sin pelos en la lengua.

Este es un fenómeno que vengo observando desde hace varios años. El brillo de las mujeres que escriben frente a la opacidad de sus colegas varones. En Prensa Libre Carolina Vásquez Araya continúa una labor mesurada pero no por ello menos valiosa. Carolina Escobar Sarti, Magaly Rey Rosa, en un medio que se significa por su conservadurismo, no cesan en su labor de defender y atacar según se presente la ocasión.

La mayoría de los columnistas --y eso que casi nunca leo a los de Siglo XXI-- se significan por soporíferos, tediosos y monótonos. Aun aquellos situados en una posición diametralmente opuesta a mi forma de ver el mundo --que deberían darme urticaria al menos-- me hacen bostezar.

Junto a los mencionados, los que escriben en la penúltima del Periódico me hacer creer que aún estamos vivos. Echo de menos a Miguel Ángel Sandoval, quien ahora podría regresar a escribir sus esclarecedores artículos, esos que suelen provocarle carreritas al baño a los dueños de la finca.

Sin embargo, hago las cuentas cada semana: quiénes me levantan el ánimo, quiénes me dan sueño; y las cifras siempre le dan el triunfo a las mujeres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Saludos Ana:

Ellas no sólo quitan el sueño, tambien agotán todas las posibilidades de la belleza femenina.

los mejores pensamientos para todos.