viernes, mayo 11, 2007

Se van y dejan un desastre

Ya para nadie es un secreto que EEUU comenzará a regresar soldados a su casa dentro de muy pocos meses. El estira y encoge en el congreso y en la casa de representantes apunta para allí. Mientras tanto, el señor Bush apareció ayer en el Pentágono, rodeado de uniformes, aceptando de mala gana una de las condiciones: exigirle al gobierno títere de Irak que obtenga determinados logros.

No sé cuáles serán esos logros. La violencia en Irak continúa creciendo. Solo los ataques suicidas se han duplicado en dos meses.

Bush había pedido 95 mil millones de dólares para continuar la guerra y sin condición alguna. La casa le ha acordado 42 mil millones, fondos que alcanzarán para mantener la invasión unos tres meses, cuando se espera que comience el regreso de los soldados. Y con la condición de que el 12 de julio el gobierno iraquí informe de cómo van sus progresos en la formación de un ejército local.

Las propuestas sobre cómo finalizar la invasión son muy variadas, y tienen divididos a los congresistas y representantes entre sí y entre sus propias filas. Pero que se van, se van. Y dejan su huella mortal, irreparable.

Un segundo Viet Nam, como predije antes de que comenzara la invasión.

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