jueves, mayo 31, 2007

Bajas y peligrosas temperaturas

En Potsdam, y justamente en el castillo donde Churchil, Truman y Stalin decidieron cómo iban a partir Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, los ministros de relaciones exteriores de Rusia y Estados Unidos han tenido un encontrón de campeonato.

El canciller ruso, Sergey V. Lavrov, acusó prácticamente a EEU de estar comenzando una nueva carrera armamentista. La alarma de Moscú se refiere al plan estadounidense de construir bases antimisiles, es decir bases con misiles en Polonia y en la República Checa. La señorita Rice contestó enseñando los dientes.

La reunión de los cancilleres del pomposamente autollamado G-8 se convocó para destazar la ex Yugoeslavia. Lavrov implicó en medio del zipizape que Rusia bien podría vetar, en el Consejo de Seguridad de la ONU, la resolución que apoyan los europeos y los gringos para otorgarle una independencia supervisada a Kosovo. La reuniòn también tenía el propósito de convencer a los socios del grupo de que los escudos antimisiles son más bien una protección contra los avances de Irán & Co.

En general, los de siempre continúan haciendo lo de siempre: dividiéndose el mundo y ladrando por ello. Lo grave es que se está dando marcha atrás a los avances de la época de Gorbachev y Reagan sobre el desarme nuclear.

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