Una 'ocupación reducida'

Bajo el gobierno de Andrés Pastrana se acordó con el gobierno de Bill Clinton enviar a Colombia, por cuenta de los Estados Unidos, varios centenares de reservistas norteamericanos. Más tarde Álvaro Uribe pactó con EEUU un convenio que cubre el suministro de aviones y armas de gran capacidad, con el achaque de combatir el narcotráfico. Los miles combatientes gringos que hay en Colombia intervienen en la guerra interna de aquel país, pero los gobiernos norteamericano y colombiano niegan la magnitud y la presencia militar de soldados y pilotos de aviación norteamericanos en el el combate a la guerrilla en Colombia.

En estos días se ha informado que EEUU y Colombia preparan una ofensiva por tierra y aire contra el grupo ELN, una de las organizaciones guerrilleras sobrevivientes del conflicto. Para ello el director del FBI se reunió con el presidente Uribe, el ministro de la defensa, el director de la policía y otros miembros del gobierno colombiano. El director de la policía subrayó que con el poder militar gringo se derrotará a la guerrilla colombiana sobreviviente. Hasta ahora ni el gobierno de Uribe ni el de Bush han contado al mundo cuántos muertos ha causado en Colombia la intervención norteamericana en el combate interno colombiano.

El drama se multiplica para Colombia por el nuevo acuerdo anunciado con el FBI para una nueva y mayor intervención militar norteamericana en Colombia. Es un hecho, recalcan, no ocurrido nunca antes en la historia de este país.

La droga sigue comercializándose por los narcos y comprándose en EEUU, dejando una estela de muerte y violencia en nuestros países. Ahora, como ya se sabe, el comercio se extenderá hacia Europa, con la exportación de mareros centroamericanos y kaibiles guatemaltecos.

Es tiempo de exigir la legalización para el desplome del imperio que, hasta ahora, ha tendido sus tentáculos entre Colombia y EEUU y que permite al ejército de este último país, en pleno siglo XXI, continuar unas ‘ocupaciones reducidas’ en otros lugares.