Cumbre desabrida

Varias cuestiones interesantes sobre la XVIII Cumbre Iberoamericana inaugurada ayer en San Salvador: la primera, la opinión del canciller costarricense Bruno Stagno, quien afirmó que los centroamericanos estamos pagando por la falta de regulación y el exceso de especulación en otras economías, refiriéndose sin duda a EEUU, a Europa y a otros lugares del mundo donde el dinero ha fluido hacia los bolsillos de los especuladores en las últimas décadas dejándonos en trapos de cucaracha.

La segunda: las protestas de los jóvenes que afirman no sentirse representados en el cónclave e iniciaron paralelamente su Cumbre Mesoamericana en un campus universitario. La tercera, las mujeres que, carteles en mano denuncian las políticas retrógradas del presidente nicaragüense, Ortega, cuyo ‘celo religoso’ ha causado la muerte de varias mujeres en su país, por la penalizaciòn del aborto --incluso cuando está en peligro la vida de la madre-- y que esperan aumentar sus acusaciones a la llegada de Ortega, anunciada para hoy.

Y la cuarta, pero no la menos significativa, la ausencia de varios presidentes: Hugo Chávez, quien aseguró que no acudiría porque temía por su vida ante un supuesto complot para asesinarlo. Tabaré Vázquez, que alegó que debía quedarse en su país por la crisis financiera, y el mandatario de Portugal, Anibal Cavaco, quien no dio razón específica. Cuba también rebajó su representación en el encuentro y envió como delegado a su embajador en Brasil, Pedro Núñez, en lugar del vicepresidente, Carlos Lage, que había asistido a estas cumbres a partir del año 2000.