miércoles, noviembre 14, 2007

Pasear por La Reforma

Tengo varios años de sostener largos soliloquios internos sobre la political correctness y cómo esa burrada ha logrado: 1) dar la impresión de que quien habla es mesurado y correcto y, al mismo tiempo, ofrecer la certeza de quien habla es un hipócrita de siete suelas: decir compañeros y compañeras es estar consciente de las disparidades, no implica necesariamente franquearlas; 2) permear de burradas lo que se dice y lo que se escribe y dejar ver que hay una intención política --correcta o no pero muy política-- en lo que se está expresando; 3) bajarle el volumen a lo que se está contando.

Sobre el tercer punto jamás podré dejar de hablar de los daños colaterales, mañoso término que significa civiles inocentes inmolados en la guerra.

En estos días se me atraganta esa babosada de sustituir la palabra problemas por su traducción anglosajona desafíos.

El inefable señor Colom, que no perdió su tiempo en ir al besamanos con el embajador gringo tiene frente a sí, no importa cuántos aparatos de guerra y otros juguetitos le ofrezcan en la avenida La Reforma, una cantidad de problemas que no van a prescribir solo porque los llamen desafíos.

Tengo entendido que un presidente electo vale, en cuestiones de protocolo, más que un embajador con todas sus credenciales en orden, pero allá él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ana Maria; Al leer el titulo "Pasear por la Reforma" pense que en el me recordaria los tacos y enchiladas que entonces vendia al final de La Avenida La Reforma (por el obelisco) don~a Mila! Me equivoque...
En este peregrinaje al que se refiere entre otras cosas, ese como primer asunto de orden presidencial ya tan gastado, de pasar a besar las garras del aguila dorada. Presumo, se aprovecha de paso, asi discretamente, a renovar la visa y a ir haciendo puntos para el condominio en Palm Beach, solamente en caso de... Ustedes saben como es ese "negocio"

Pirata Cojo dijo...

Creo que es un fiel reflejo de lo que nos espera, seguir agachando la cabeza, perdón por el pesimismo.