jueves, octubre 25, 2007

Nunca es tarde

Uno de esos lapsus imperdonables me impidió destacar, hasta hoy, el texto de Claudia Méndez en elPeriódico del domingo sobre el candidato Otto Pérez Molina. Claudia escribe con gran humor, con mucha información, pero sobre todo, con unas gónadas impresionantes de tan grandes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y alguien me puede decir que diferencia tienen los chafas que están atrás de Colom? Como yo lo veo, votar por uno o por otro es exactamente igual. Hay chafas en uno y en otro partido, además están igualmente repartidos sanguijuelas politiqueras de siempre que han “trabajado” con Serrano, Arzú, Portillo, Cerezo, Berger y Huevos Tibios. Perdone mi ironía, pero como yo lo veo, votar el 4 es desperdiciar el voto, tanto uno como el otro y sus “equipitos” van a hacernos de chivos los tamales….. pero claro, también es un derecho votar por el menos malo, si es que alguien todavía cree que los dos no son igualmente de pésimos.

Salu2
Luis

EL ENMASCARADO dijo...

Ese es el ajo de la CONVERSION CRISTIANA....Era antes...y despues que me converti..SOY! Es un programa de intervencion e infiltracion en la mente del Guatemalteco olvidado.

Lo preocupante es la isolacion que guatemala va a cachar con la eleccion de un personaje que su mismo EGO lo va a convertir en el presidente mas Inolvidable!
Pero ni modo si el rollo se definio en Miami!

selenita dijo...

Me llena de esperanza leer artícuos como el de Claudia, como los tuyos Ana, que van más allá, mucho más allá de lo que podría entenderse como la ética periodística. Son artículos necesarios si no para conjurar, por lo menos espantar la amnesia. Para ir reconstruyendo la dignidad.

Sin embargo, no puedo dejar de sentir un cierto temor, por la seguridad de personas como ustedes. El enemigo, como dice un querido amigo (que no cambió nunca las expresiones setenteras), es despiadado y no reconoce personas, arrasa, borra, destruye.

P.S. Muchas veces, este querido amigo con sus expresiones revoucionarias que creíamos que trasnochadas, nos hacía sonreír: era, para nosotros, un romántico que se había quedado fijado en el tiempo. Tristemente, nos hemos dado cuenta que tiene razón: sigue habiendo un enemigo, es el mismo, más sofisticado, más despiadado). Cambió, quizás (no estoy segura) la forma, más no el fondo.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Excelente el artículo que además voy a guardarlo y muy loable la valentía. Desde luego no se anduvo con chiquitas.

Gracias, Ana.