Los gringos saben disfrazar como miel una cucharada de purgante. Al menos para ofrecerla al público. Pero la political correctness no dura en cuanto las noticias salen del Pentágono o del Senado. La gente ha aprendido a leer entre líneas.
Los espejitos y los abalorios, en estos días, están siendo agitados frente a la vista de los hijos de los inmigrantes sin papeles. Hay una propuesta de ley ante el Senado que han dado en llamar la Dream Act, que ofrece la ciudadanía estadounidense a aquellos que completen dos años en una universidad o que completen dos años en el ejército gringo.
Que me expliquen de dónde sacarán esos niños --en su mayoría descendientes de latinoamericanos-- o sus padres el dinero para pagar dos años de universidad en EEUU. Tendrán que escoger la vía de convertirse en carne de cañón para el imperio.
Tanto demócratas como republicanos están felices con el proyecto y un editorial del New York Times aboga por él.
jueves, septiembre 20, 2007
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