Tan fuertes son los tentáculos de las compañías mineras que ni siquiera en Estados Unidos hay leyes que restrinjan y articulen la minería en terrenos estatales. A raíz del desastre que ha ocurrido en Utah, --donde ya se sabe que no podrán recuperarse los cuerpos de al menos seis mineros-- la cuestión regresa a un primer plano y un representante del congreso de aquel país, Nick Rahall, probará de nuevo. Desde 1985 ha tratado de cambiar una ley que data de 1872.
Una nueva ley obligaría a las mineras a pagar un porcentaje de sus ganancias, las mantendría lejos de terrenos que requieren protección por razones ambientalistas, y lo más jugoso del asunto: las obligaría a crear un fondo para limpiar el desastre que dejan por sus actividades: las tierras y las aguas contaminadas con cianuro, plomo, mercurio y otros tóxicos.
Veremos si las ‘nuevas autoridades’ nuestras tienen los arrestos para enfrentar a las infames compañías mineras, a cuyas acciones envenenadoras del ambiente nos oponemos todos los seres pensantes.
lunes, agosto 20, 2007
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