domingo, junio 24, 2007

Guerra del graffiti

Dicen que la más reciente guerra de Nueva York se libra en las paredes de sus edificios. Un enfrentamiento que ha hecho correr no sangre sino galones de pintura.

Durante muchos años, unos artistas anónimos han dejado su impronta en las paredes con los graffiti, que inicialmente surgieron en los barrios pobres y eran muestra de las luchas territoriales de las pandillas. Eso sucede en Guatemala desde hace unos quince años.

Pero llegó el mercado y poco a poco las paredes de barrios como Soho, Nolita, Lower East Side o Williamsburg, que los turistas evitan como a la peste, fueron convirtiéndose en lugar obligado para los snobs y marchantes de arte, que se han llenado los bolsillos comerciando con el ‘arte urbano’ Ahora que las obras de Basquiat, uno de los grafiteros más conocidos alcanzan precios millonarios en las subastas -—lástima que Basquiat ya esté muerto-— han aparecido sus interlocutores.

El año pasado alguien conocido como The Splasher empezó a atacar las más veneradas obras de arte callejero dejando su impronta: chorros de pintura y manifiestos, reivindicando su lucha como la de un verdadero artista, denunciando la rendición de los grafiteros al comercialismo.

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