Muchas refugiadas iraquíes en Damasco han tenido que trabajar en clubes nocturnos o caer directamente en la prostitución. La historia completa la cuenta hoy Catherine Zoepf, en el New York Times haciendo el relato de una joven que, en su país era modelo de modestia y a la que su propia madre ha llevado a trabajar a un establecimiento nocturno.
El diario afirma que miles de jóvenes iraquíes han entrado al mundo de la prostitución para sostener a sus familias, y que en determinada zona de la ciudad hay quienes las ofrecen a los hombres que pasan peguntándoles si desean ‘tomar una taza de té’. De acuerdo con las Naciones Unidas, hay 1.2 millones de refugiados iraquíes en Siria, pero el gobierno de ese país dice que son más.
El estremecedor relato puede ser leído en este enlace.
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