domingo, octubre 15, 2006

Evolución de los diarios

Frente a los creacionismos de todo tipo, que nos suelen legar historias maravillosas muchísimo mejores que las de Harry Potter & Co., surge prístina y alta la evolución. Y como los medios no pueden sustraerse de ese universal mandato, proliferan ahora en los países del primer mundo los diarios gratuitos, una vuelta más de tuerca de la antigua acta diurna.

Claro, no hay suscripciones para ellos. Se reparten en las estaciones de metro, tren y buses. La gente los lee para matar el tedio y para enterarse de las desventuras mundiales antes de llegar a la casa a anestesiarse con la tele, a la que pocos le alaban sus funciones de valium de los pobres.

Los diarios que se regalan viven de los anuncios. Que es lo que sucede en realidad con todos los diarios del mundo. En épocas remotas el importe de las suscripiones era una buena tajada de los ingresos, que se repartían más equitativamente que ahora entre los trabajadores y los dueños.

Los diarios son ahora empresas y por lo tanto, aunque los periodistas continúan ganando poco, sus dueños --que no suelen ser periodistas sino buenos comerciantes-- ganan mucho más.

Por el lado de los genes de la tecnología, los medios en la web han proliferado. Solo piensen en los 50 millones de blogs que existen. Mezclando los genes del diario impreso, de la tecnología y de la empresa surgen los diarios gratuitos que por el momento no son muy apreciados por sus lectores que suelen dejarlos tirados a menos que necesiten envolver pescado.

El día en que los productores de los diarios gratis contraten --y paguen bien-- a firmas de primer orden, la evolución habrá dado un paso más y cualquier hijo de vecino podrá coleccionar ensayos de Savater, cuentos de Carlos Fuentes, y novelas por entregas puestas de moda nuevamente.

Todo lo anterior, por supuesto, a fin de que la publicidad impresa en el diario gratuito tenga una vida más larga.

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