El vicepresidente Stein, hombre inteligente si los hay, ha dicho durante la celebración de la cumbre de los No Alineados en La Habana que la solución para acabar con la violencia rampante en América Central es legalizar la droga.
Esa ha sido, durante varias décadas, la opinión de una serie de intelectuales y periodistas, entre los que me cuento, porque jamás --si se exceptúa el período de la prohibición en EEUU que ya saben ustedes como fue-- hemos visto violencia producida en torno a la venta de otras drogas que tienen miles (el alcohol) o cientos (el tabaco) de años de aceptación social.
Mi té y el café de mi marido son también drogas, más suaves quizá. Pero aparte del Boston Tea Party poco más de doscientos años atrás, no hay indicios de que conduzcan a la violencia, mucho menos al enriquecimiento ilícito ni a la matanza que sufrimos aquí desde hace ya demasiado tiempo.
sábado, septiembre 16, 2006
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1 comentario:
el negocio de los narcotraficantes se vendria a bajo por que supongo que bajarian los precios. Me uno a la idea.
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