Muy comedidos en general los comentarios de los periódicos sobre las nuevas 'leyes' de San Miguel Acatán; por temor a quebrantar la political correctness, imagino. Pero la verdad es que inspira pavor el que un alcalde cualquiera decida qué es delito y qué no lo es, y que sus súbditos actúen en consecuencia.
Si las mujeres no protestamos con toda energía por la violación a la ley y a los derechos de las habitantes de Acatán dentro de poco las veremos, a ellas y tal vez a todas las mujeres que tengan la desdicha de vivir en un lugar donde hay un alcalde del FRG, con un velo sobre el rostro y vapuleadas o apedreadas hasta morir por una infidelidad, real o ficticia.
Ya no reconozco a mis colegas.
miércoles, septiembre 06, 2006
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