La satanización

Sin duda Hugo Chávez y Evo Morales están en la primera fila de la atención pública. Por diversas causas sin duda, pero también porque están emparentados en cuestiones energéticas. Venezuela posee una de las más grandes riquezas petroleras y de gas natural. El patrimonio de Bolivia es el gas natural. El inefable Bush se preocupa en estos días por lo que llama “la erosión de la democracia” en ambos países. Ojalá no vaya a usar el remedio que le aplicó a Irak. También se preocupan otros personajes situados a la derecha, que prefieren echar en un mismo saco a Chávez, Morales, da Silva, Bachelet, Kirchner y Vázquez, aunque estos últimos dos se hallen enfrentados en estos días por la cuestión de las papeleras. Para que el fiambre salga más sabroso, allí dentro piensan poner, si gana, al ahora candidato peruano, Ollanta Humala. Cualquiera que haya escuchado hablar a cada uno por la televisón sabe que hay muchísimas diferencias entre ellos.

Las crisis del FMI y del Banco Mundial, (y las que han producido, sólo hay que mencionar Asia y Argentina) cuyas recetas han caído en descrédito, han conducido a que los presidentes suramericanos se retiren de esas entidades o estén pensando en hacerlo. Esto último, la propensión de los gobiernos por atender problemas sociales urgentes, y la derrota a Estados Unidos en la cuestión del ALCA han convertido a los países de América del Sur en sospechosos. No todos, por supuesto. Allí están Colombia y Ecuador que han firmado tratados de libre comercio con EEUU. Allí la democracia no falla.