martes, mayo 23, 2006
Bien cuidado
Chillaba como un condenado el pobre adolescente que los bomberos rescataron ayer del asta de la bandera en el Palacio Nacional, y que pretendía suicidarse. La cosa tiene varias vertientes: si iba a suicidarse por qué se quejaba cuando lo jalaban y le dolía; más debe doler caer desde un cuarto piso. Por qué no se suicidó, si tuvo tiempo para hacerlo. Y dejando el melodrama personal: quiénes cuidan el Palacio. De qué sirve pasar por un marco detector de metales, abrir la bolsa para verificar que una no lleva ametralladora, etcétera si cualquiera puede llegar a la terraza. La próxima vez será el despacho presidencial.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Desde un áapero punto de vista, puede también deducirse que Guatemala inclusive ha fracasado en ofrecerle a sus ciudadanos una decente opción de suicidio. En la que el intento termina en chillidos de desesperación mayores que las angustias que motivaron al desdichado. Subir al límpido cielo del asta y dejarse caer cobijado al fin por el suelo patrio, pero el suelo patrio te escupe de regreso. Fracaso.
Perdón,quise decir áspero.
Es como cuando limpian con alcohol la aguja de la inyección letal antes de aplicarsela al condenado. Nuestra cabeza dice hazlo y nuestro instinto dice NO, estamos programados para vivir y no para ser simples piezas de ajedrez. Visita este blog
Publicar un comentario