martes, julio 09, 2013

El inefable Congreso

La pésima relación existente  entre los organismos Ejecutivo y Legislativo  se ha puesto aún más tensa por la orden del Presidente, a sus ministros, de no acudir a las citas que les hagan las diversas bancadas, y que en su lugar envíen a sus viceministros. Ello es posible porque el segundo párrafo del artículo 168 de la Constitución lo permite.

A los señores del PP pareciera olvidárseles que cuando ellos estaban el Congreso —incluida la vicepresidenta Baldetti durante la legislatura pasada—  acudían al primer párrafo del citado artículo constitucional para obligar a los ministros de Colom a permanecer por meses sentados en el hemiciclo  esperando a que hubiese quórum. Durante la inmensa mayoría de aquellos días perdidos jamás se logró que los diputados acudieran a la cita.

El actual ministro de cultura, el señor Batzín lleva meses, desde 2012, de estar acudiendo al Congreso sin que se vea el fin de su suplicio, llamado interpelación. Están en la lista de espera al menos otros tres ministros, con lo cual, los proyectos de ley que merecen ser discutidos y aprobados —como la Ley de reforma de los partidos políticos, y la Ley de desarrollo rural—  duermen el sueño injusto al que los condena un Congreso que no se diferencia mucho del anterior, y que a su debido tiempo, cuando el señor Baldizón llegue a la presidencia —si es que llega— continuará con las interpelaciones, que les permiten cobrar sin trabajar.

La Coordinadora Nacional Indígena y Campesina amenazó con convocar a un ‘levantamiento nacional y promover la depuración del Congreso’. Eso fue en noviembre del año pasado, pero nada sucede.

Esta última aseveración  no es estrictamente cierta, muchísimo dinero corre de un lado a otro y vemos aumentar la lista de los nuevos ricos con sus inmensas casas en la ciudad, en la playa, en el campo, mientras los campesinos continúan sufriendo el despojo de sus tierras, que lleva ya más de 500 años.

Algo hemos ganado, sin embargo. Ya el señor Taracena no les grita a las diputadas que parecen ballenas, ni se lanza el contenido de las jarras de agua sobre los congresistas, ni botellas de agua sobre la mesa presidencial.


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