Gil Grissom, el médico forense de CSI, interpretado por William L. Petersen se va. Esta noche. Con el episodio que se transmitirá hoy en la cadena CBS se cierra una saga de casi nueve años que ha logrado varios objetivos: el más importante, que un público muy fiel haya seguido durante tantas temporadas al dirigente de CSI, que al fin y al cabo es de lo que se tratan los programas: entretenimiento y rating.
También, que la gente crea que con solo que acudan los técnicos forenses van a suceder milagros, van a aparecer evidencias y los malos van a recibir el castigo que merecen. Nada más lejano de la verdad. En general, ocurre un crimen, la gente se agolpa, las evidencias desaparecen y aunque permanecieran, esas computadoras de CSI --capaces de encontrar en minutos las fichas de los que dejaron huellas, sangre u otros líquidos y tejidos sobre sus víctimas-- no existen en la realidad. Solo por poner un ejemplo de los milagrosos sistemas de CSI que no son verdaderos.
El programa continuará, pero ya no veremos a Grissom con su andar de oso cansado. Ahora bien, Petersen permanecerá trabajando para el programa como productor ejecutivo del programa.
Conozco personas que desde que comenzaron a ver la serie adquirieron la costumbre de apagar la luz y encender una linterna para hallar objetos diminutos que se les habían caído. He tratado de explicarles que mientras más luz haya mejor se ve, pero los métodos de Grissom eran infalibles. Ahora están nostálgicos.
Horatio, en el soleado Miami, ha puesto sus barbas a remojar.
1 comentario:
Me gustaba su gusto por los insectos. No lo compartia pero se notaba que hacia lo que le gustaba. En cuanto a mis preferidos me encanta su colega: el de New York. Talvez somos parecidos.
Interesante post. Lo vi de casualidad y me llamó la atención
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