Los estamos rematando

Los medios del mundo se alborotaron ayer, cuando se dio a conocer que uno de cada cinco tipos de mamíferos está a punto de extinción. El que pronto nos dirá adiós es el lince rojo español, del que apenas quedan unos 150 ejemplares distribuidos en distintos lugares de la península.

La Unión Intencional para la Conservación de la Naturaleza, UICN, elaboró una lista similar en 1996, pero la actual es más larga, porque incluye 700 especies que no figuraron entonces. Entre los 5,488 mamíferos catalogados hay también 836 considerados poco conocidos --falta de datos--, por lo que los expertos temen que el porcentaje de especies en peligro ‘sea en realidad bastante mayor, incluso el 36%’, dijo ayer el director del programa de mamíferos de la organización internacional, Jan Schipper. La revista Science publicará pronto el reporte completo. Mientras tanto, vayan a este lugar y lean un resumen de la cuestión

Junto al lince se encuentran también en situación crítica el tití de cabeza blanca, el gorila en todas sus variantes, el delfín del Yang Tsé, el oso bezudo, el rinoceronte de Sumatra, el lobo etíope, la ballena boreal, el opossum de Anderson -–primo de nuestros tacuazines-- el aye aye, el tigre siberiano, la foca del Caspio y un sinfín de murciélagos, entre otras muchas especies.

Como muchos de mis amigos saben, a mí me preocupan particularmente los demonios de Tasmania, por los que tengo gran afecto.

La gran ventaja de seguir quemando petróleo y otras porquerías, y de continuar echando mercurio y otros venenos al mar es que en un período que no será demasiado largo para la edad de nuestro planeta los seres humanos nos extinguiremos y La Tierra se repondrá, como lo ha hecho al menos en cinco ocasiones anteriores. Los animalitos podrán vivir en paz, sin humanos preocupados por las alzas y las bajas de las acciones. Además, no andarán por ahí monos en dos patas quemando plantas y acabando con el oxígeno.