jueves, octubre 02, 2008

A buena hora


Vaya. El Tribunal Supremo de Rusia reconoció ayer que el zar Nicolás II y toda su familia, fueron víctimas de la represión bolchevique. Menos mal. Casi un siglo después, la justicia llega. Un poco tarde diría yo, porque los Romanov, primero bajo arresto domiciliario, luego escondidos en una casa en Tobolsk y finalmente llevados a Yekaterimburg, en los Montes Urales, fueron arrastrados poco a poco hasta el inhóspito lugar donde la familia entera fue fusilada.

La actual fiscalía general de Rusia se mostró, a todo lo largo del proceso, muy reacia a restituir al zar y a su familia, argumentando que no había pruebas fidedignas de la existencia de decisiones oficiales de ‘reprimir por razones políticas’. Apenas los huesos de una familia ejecutada al borde de una fosa común, me atrevo a decir, rebatiendo a las altas autoridades rusas.

1 comentario:

griselda dijo...

poca madre!
eso y mas!
que poca madre tubieron
yo soi fan de la historia de los romanov y estoy en contyra de lo les hicieron
ptm!