Abdul Sattar al-Rishawi, en una de las últimas fotografías que le tomaron en vida. Poco después de haber aparecido en los diarios mundiales con un Bush muy sonriente porque estrechaba la mano a un aliado en su lucha contra Al Qaeda, fue asesinado por sus enemigos.
El sheik, un sunita, venía a ser ‘el rostro’ de los sunitas que, en la provincia de Anbar, luchan contra los sunitas que militan en la yihad. La fotografía con el inmencionable vino a ser el beso de la muerte.
El asesinato es, más que todo, un mensaje para los estrategas gringos, que han presentado la pacificación de Anbar como un éxito del general Petraeus. Juan Cole nos habla de esa ‘pacificación’ inexistente.
domingo, septiembre 16, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Sí, letal, ya ha comprobado que en las memorias de Alan Greenspan se dice la verdad más evidente: que se invadió Irak por petróleo.
Saludos.
Una espiral de ira, ambición y mentira
ha convertido la invasión ilegal de un país tiranizado en la demagogia de los carroñeros por ver quien se queda con el mejor pedazo de carne.
¿Cuántos millones de personas se han visto afectadas, desde econónicamente hasta pagando con su vida por esta deleznable y obscena guerra?
Publicar un comentario