lunes, julio 30, 2007

Las razones del éxodo

La iglesia no es una iglesia cualquiera. Es una basílica. A las diez en punto el rascar de una guitarra y una de las voces más desentonadas que he escuchado en mi vida, dieron el aviso de que la misa empezaba. A los pocos segundos a la voz principal se sumaron otras, chillonas y aún más desagradables, reproducidas hasta la exasperación por el sistema de sonido de la iglesia.

Los curas y el cantante se dieron gusto durante una hora. Me salí varias veces porque había acudido a un bautizo, no a que me rompieran los tímpanos. Por fin, a las once, el tormento parecía llegar a su fin, no sin que los feligreses hubieran sido apaleados durante veinte minutos con los comentarios del cura joven sobre Sodoma y Gomorra. Me habría ido cuando el clérigo habló del gran amor de Dios hacia los seres humanos en relación con el tema de la destrucción de una ciudad bajo el fuego divino, pero la familia.

En las primeras filas los niños, sus padres, los padrinos y las familias esperaban hacinados. Más tarde me enteré de que estaban allí desde las siete de la mañana, hora en que les endilgaron la platiquita de rigor. Y eran las once. Los niños gritaban y los padres sudaban. El cura viejo se acercó a los fieles, y con ademanes despectivos, como si tratara con ganado, los colocó donde le dio la gana y se apartó con gesto de asco.

Alcancé a ver al cantante y al coro. Un hombre joven y algunos feligreses que jamás podrían concursar en Latin American Idol. Las limosnas de la misa, según comprobé, no eran magras, y algo les habría costado el bautizo a cada una de las veintitantas familias. Bien se habría podido pagar una música decente.

Echando sapos y culebras me dediqué ver la iglesia, las imágenes coloniales adornadas con las flores de plástico más chamas que he visto en mi vida. Entendí entonces algunas de las razones por las que los católicos se cambian de bando. Los espectáculos son mejores en las iglesias pentecostales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo mismo, un "no creyente", un católico por cultura, que no por fe (entiendo el catolicismo como un rasgo inevitable de mi identidad), disfruto a lo grande, tanto como a los simpson o seinfeld, las transmisiones por guatevisión de los cultos-peroratas del Cash Luna, digno entretenimiento, adlátere del insomnio.

Yo también fui a una misa el sábado, misa ofrecida por la desaparición de un doctor amigo, que no fue secuestro, sin más lo desaparecieron como cuando gobernaban los innombrables. Y bueno, escuché también la hisotria de la destrucción de Sodoma y Gomorra y los regateos talmúdicos del bueno Abraham. Pero el cura, uno joven también, no comentó en la homilía nada de esa historia, sospecho que no la entendió, o que contraviene sus creencias, porque si se le puede regatear a dios, todos seremos salvos.

Un abrazo fuerte,

Arnoldo

Anónimo dijo...

Mi opinion? La iglesia catolica, como muchos, olvido renovarse. Asi continua siendo aquella misma terapia de "Shock" con que pretendian "purificarnos". Los pequenos cambios simbolicos implementados a partir de los sesenta son insignificantes en comparacion al paso acelerado de la vida y la realidad.