Ángela Merkel no la va a pasar muy bien frente a los ciudadanos alemanes después de la reuniòn del pomposo G-8. Uno de los puntos fuertes de la Canciller alemana es la reducción de las emisiones de CO2. Pero el señor Bush, ayer, no se comprometió con el plan de Merkel. Aunque Bush había hablado hace un par de días aparentando preocupación por el medio ambiente, al ser enfrentado a la posibilidad de un compromiso serio de parte de EEUU, se bate en retirada.
El plan de Merkel apunta a una reducción de gases a la mitad para 2050 y limitar el aumento de la temperatura en 2º Celsius, pero sin duda no va a lograr el sí del inefable.
La reunión de los G-8 ha sido amenizada por miles de manifestantes antiglobalización vestidos de payasos y por la visita de Bono, el rockero, el organizador de conciertos Bob Geldof, y otros miembros del mundo de la música popular, para convencer a los jefes de estado que inviertan más dinero para combatir la pobreza global y el sida en África.
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