lunes, junio 04, 2007

Lo habríamos necesitado

Jack Kevorkian, el patólogo que ayudó a suicidarse a 130 personas que padecían enfermedades espantosas, de las cuales no se iban a recuperar, ha salido de la cárcel en estos días. Fue sentenciado de acuerdo con las leyes de EEUU porque el programa 60 minutes transmitió el suicidio asistido de un paciente que tenía la enfermedad de Lou Gehrig.

El hermano mayor de mi madre murió de esa enfermedad y les juro que la familia, y él mismo, habrían agradecido en Guatemala la presencia de un médico como Kevorkian, a quien los medios amarillistas llamaron doctor muerte. La muerte, para este tipo de enfermos, significa la paz. Podrían haberle puesto un mote más agradable.

Ahora ha dicho que no puede ayudar a nadie más, gracias a las leyes de su país, donde el desatar una guerra se premia y ayudar a bien morir se castiga.

2 comentarios:

Mónica Lima Quinto dijo...

La eutanasia siempre ha creado polémicas controversiales en diferentes sectores.
Actualmente existe la bioética, en donde mediante un consentimiento informado, el paciente decide ser "desconectado" de los aparatos que lo mantienen con vida en caso de que finalmente su suerte sea vivir como vegetal, así se evitan los juicios a los profesionales de la salud.

Anónimo dijo...

Bueno, yo me alegro que Kevorkian ya este libre. Espero que ahora se vaya a vivir a Oregon que es el único estado en gringolandia que no tiene leyes contra la eutanasia. Aunque lamentable cualquier muerte, cada individuo es libre de elegir como mejor le parezca su vida o su muerte por la razón que fuere. La libertad también es relativa con el vecino del norte.

LuisFP
05.06.07