sábado, septiembre 30, 2006

Desayunos privados

El inane presidente del Congreso salió de la cafetería y viéndose pescado por la prensa titubeó antes de confirmar que una vez más está buscando aliados para seguir en el cargo. Poco después apareció Arístides Crespo, el testaferro de Ríos Montt, quien ha aprendido muy bien a maniobrar entre tantos diputados medio pensantes como hay en el legislativo. Aparece en los diarios con una gran sonrisa que lo delata como el que filtró la información.

Me cuesta mucho, viendo a Jorge Méndez, compararlo con un Mario Monteforte Toledo, presidente del Congreso en horas más felices. O incluso con un Mario Sandoval Alarcón, que no pertenece a mi bancada, pero que tenía un protagonismo más bien macabro muy bien ganado.

Claro que los partidos fuertes necesitan a alguien como él, anodino, blando, trivial, para llevar a cabo sus proyectos. De ahí su éxito en relanzarse como candidato. Ya le llegará aquello de sic transit gloria mundi.

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