"El Ejército israelí insiste en que su objetivo es crear en el sur del país árabe una zona en la que no se puedan mover los milicianos de Hezbolá. Pero son personas ajenas a la guerra, que por decenas de miles huyen de las ciudades más próximas a la frontera, las que pagan con su vida. Al menos 12 murieron en un puente cerca de Tiro cuando viajaban en dos vehículos. Otras 41 personas, entre militares, que no guerrilleros chiíes, y civiles perecieron en más de 60 ataques aéreos a lo largo y ancho de un país sometido a una destrucción sin piedad".
El párrafo anterior aparece en una nota a propósito de los bombardeos del Líbano por Israel en la edición de hoy del diario El País. Me recuerda la guerra, cuando uno de los pretextos para la matanza en Guatemala era la necesidad de arrasar con pueblos y comunidades "para quitarle el agua al pez". Cualquier cosa que se diga sobre las acciones de Israel en estos días es aplicable a los inefables de aquel tiempo, que invocan desconocimiento u olvido. Genocidas y desvergonzados.
martes, julio 18, 2006
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4 comentarios:
Totalmente de acuerdo con usted...
Hola Ana María. Parece que logré dar con su blog más fácil de lo qué pensé. Ahora ya lo conozco y voy a estar visitándolo. Saludos.
pd: alumna de maestría... por si acaso...
En Argentina hemos sufrido nuestra última y peor dictadura militar durante los años '70. Más precisamente, entre 1976 y 1983. Se cometió un genocidio sistemático, un terrorismo de estado de un sadismo y perfección incalculables. Esperemos que no sólo en América Latina, sino en el resto del mundo las cosas se vayan revirtiendo lentamente. Aunque no soy un optimista global; quizás las cosas cambien por un tiempo en algunos lugares, pero no todo a la vez. Ni siquiera de a poco.
Saludos desde una ciudad de Argentina llamada Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires.
(Espero que sigamos leyendo Orsái, que está muy bueno. Ojalá no se nos deprima Hernán)
Si tan solo las palabras o razones pudieran detener a esos animales.
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