domingo, mayo 21, 2006

Derechos humanos

El Organismo Judicial, el Colegio de Abogados y los legistas todos harían bien en elevar el grito al cielo ante la anunciada formación de un comité para determinar si se indulta o no al grupo de reos que espera desde hace años la aplicación de la pena capital. Creo que la elección de una comisión de ese tipo desvirtúa totalmente la existencia de leyes y tribunales, porque supongo que los abogados defensores, en su momento, hicieron uso de todas las instancias judiciales para salvar la vida a los procesados. Es decir, que cada juicio fue llevado hasta sus últimas consecuencias, y que, dentro de las normas legales vigentes, se hizo firme la sentencia de muerte.

Cierto es que los reos no tuvieron gran empacho en cometer los crímenes por los cuales fueron juzgados. Secuestros y asesinatos. Pero si se les ajusticiara, estaríamos violando los códigos de derechos humanos que privan en el mundo civilizado. Los criminales no tomaron en cuenta los derechos humanos de sus víctimas y de sus familiares. Asunto espinoso que se debate sotto vocce entre los guatemaltecos. Pero que no muchos se atreven a ventilar en voz alta porque de Europa nos vendría el terrible anatema.

Voy a contarles una historia: hará un par de años España entera se sacudió ante la violación y asesinato de dos mujeres policías, ocurridos en el domicilio de ambas. El autor del doble asesinato es un violador reconocido que estaba en la calle gracias al permiso que cabe en la legislación española para que los reos con buen comportamiento salgan de la cárcel los fines de semana.

Aquel asesino había sido condenado una primera vez por violación; se le permitió salir y llevó a cabo una segunda violación. Regresó a la cárcel, y la tercera vez que se vio fuera de ella con permiso emuló sus proezas anteriores mediante violación y asesinato dobles. Eso sí, siempre se respetaron sus derechos. La sociedad española puede estar tranquila.

No sé cuán tranquilos estarán las dos mujeres violadas que permanecen vivas y los familiares y amigos de las policías asesinadas. Ellas, las policías, sí que disfrutan de la tranquilidad del cementerio.

En cuanto a Guatemala: no son parches, como la mencionada comisión del indulto, los que se necesitan en el país. Pero sin duda es más sencillo para el gobierno cuidar la vida de los criminales que hacerse responsable de la integridad vital de los ciudadanos.

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